Proctalgia o dolor anorrectal

Se denomina proctalgia a el dolor que se origina en la región anal, rectal o parte baja de la pelvis.

  • Dolor agudo en el ano el cual puede ser quemante o como punzadas
  • Sensación de irritación o comezón en el ano.
  • Ardor para evacuar.
  • Dolor o sensación de presión constante en el recto al sentarse o en relación con la evacuación.

La proctalgia puede afectar aproximadamente a un 6% de la población, sin embargo, sólo una tercera parte de estos pacientes solicita atención médica. Afecta con mayor frecuencia a mujeres y es más frecuente entre la tercera y quinta década de la vida.

Se recomienda valoración médica desde el inicio de los síntomas, en especial si se acompañan de alguno de las siguientes situaciones:

  • Sangrado rectal
  • Salida de pus o moco a través del ano
  • Pérdida de peso
  • Fiebre

El dolor anal puede ser secundario a otras enfermedades de la región anal como fisuras, abscesos, hemorroides, úlceras, infecciones o tumores. Si se descartan estas enfermedades, a este dolor se le denomina “dolor anorrectal funcional” . Múltiples factores se asocian a este síntoma: el estrés, la ansiedad, el estreñimiento crónico (en especial si se padece disinergia del piso pélvico), los espasmos de los músculos de la pelvis, e incluso traumatismos.

  • Sexo femenino
  • Edad 30-60 años
  • Estreñimiento crónico
  • Ansiedad
  • Antecedente de abuso físico, psicológico y/o sexual

En el caso de que el dolor sea por otra enfermedad,  las complicaciones dependerán de ésta.  En el caso del dolor anorrectal funcional, es una enfermedad que, si bien no tiene una complicación grave, produce una afección muy importante en la calidad de vida de los pacientes que lo padecen. Frecuentemente los pacientes disminuyen su productividad, se ausentan del trabajo o incluso consumen analgésicos de forma crónica debido a esta enfermedad.

En todos los pacientes con proctalgia será necesario la realización de una exploración detallada de la región anorrectal que incluirá un tacto rectal para descartar otras enfermedades. En algunos casos se le puede solicitar de alguna de estas pruebas:

  • Rectosigmoidosocopía/Colonoscopia: Si usted es mayor de 50 años o tienen antecedentes familiares de cáncer de colon, o tiene sangrado rectal es probable que se le solicite esta prueba.
  • Manometría anorrectal: Esta prueba se usa para determinar si la fuerza y coordinación de los músculos involucrados en la evacuación son normales y descartar que padezca disinergia del piso pélvico.
  • Cultivos o raspado anal: Es una prueba que se realiza para buscar infecciones bacterianas, por parásitos u hongos.

Si las pruebas solicitadas, o su médico considera que no existe ninguna causa evidente de su dolor anal se puede clasificar como “dolor anorrectal funcional”, el cual a su vez puede dividirse en:

  • Síndrome del elevador del ano: Este se caracteriza por dolor constante (> 30 minutos de duración) y que durante la exploración física se detecta que el músculo puborectal esta tenso y es el sitio donde se origina el dolor.
  • Proctalgia fugaz: Se presenta como episodios de dolor súbito, agudo y pasajero que se localiza en el ano o el recto (90% de los casos en el recto) y dura desde segundos hasta varios minutos (menos de 30 minutos).  Además, tiene la característica de que el dolor desaparece completamente entre cada episodio.
  1. Dieta. Se recomienda una dieta rica en fibra de origen natural, en particular fibra soluble o de fácil digestión, para ablandar la consistencia de las heces. Se evitará el consumo de alcohol e irritantes como café, chile y condimentos; ya que estos pueden incrementar el dolor.
  2. Estilo de vida. En caso de que se asocie a estreñimiento, se recomienda incrementar la ingesta de líquidos, la realización de ejercicio y mantener horarios regulares para realizar la evacuación.
  3. Medicamentos: El tratamiento va dirigido a relajar y disminuir los espasmos del esfínter anal que pudiera condicionar el dolor y para ello se pueden usar medicamentos como el diltiazem oral o tópico, nitrato de glicerina tópica, salbutamol inhalado e incluso el uso de diazepam y analgésicos no esteroideos.Otras terapias: El masaje digital del músculo puborectal de manera firme hasta unas 50 veces dependiendo de la tolerancia del paciente puede ser de ayuda en algunos casos. También se recomienda la terapia con baños de asiento con agua caliente ya que podría reducir la intensidad del dolor. La estimulación eléctrica es una terapia utilizada por fisioterapeutas para tratar la espasticidad muscular, y mediante la aplicación de estímulos  eléctricos en frecuencias variables se produce  alivio de los síntomas. La inyección de toxina botulínica A en algunos casos puede también ayudar. La terapia de bioretroalimentación ,una serie de ejercicios de relajación y coordinación de los músculos de la pelvis, que son enseñados por un terapeuta especializado ha demostrado ser muy útil cuando la proctalgia está asociada a disinergia del piso pélvico.
  4. Otras terapias: El masaje digital del músculo puborectal de manera firme hasta unas 50 veces dependiendo de la tolerancia del paciente puede ser de ayuda en algunos casos. También se recomienda la terapia con baños de asiento con agua caliente ya que podría reducir la intensidad del dolor. La estimulación eléctrica es una terapia utilizada por fisioterapeutas para tratar la espasticidad muscular, y mediante la aplicación de estímulos eléctricos en frecuencias variables se produce  alivio de los síntomas. La inyección de toxina botulínica A en algunos casos puede también ayudar. La terapia de bioretroalimentación ,una serie de ejercicios de relajación y coordinación de los músculos de la pelvis, que son enseñados por un terapeuta especializado ha demostrado ser muy útil cuando la proctalgia está asociada a disinergia del piso pélvico. 

El tratamiento quirúrgico, no resulta favorecedor para los pacientes que tienen dolor anorrectal funcional, al contrario se suman mayores complicaciones e incluso periodos de dolor posterior a la operación,  por ello la cirugía debe evitarse.

Dr. José María Remes Troche
Instituto de Investigaciones Médico Biológicas, Universidad Veracruzana.

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