Laringitis, tos y asma asociadas a reflujo

La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE por sus iniciales) se puede presentar de dos formas distintas: con síntomas típicos originados en el esófago como las agruras y la regurgitación y con molestias atípicas o extraesofágicas, es decir, originadas fuera del esófago como laringitis, tos crónica, ronquera, asma o sensación de cuerpo extraño en la garganta.

Los síntomas originados fuera del esófago son múltiples y variados y dependen de la zona afectada por el reflujo.

Puede haber manifestaciones laríngeas como: ronquera, garganta seca, sensación de cuerpo extraño en la garganta, carraspeo, faringitis, laringitis.

Puede haber manifestaciones respiratorias como: tos crónica, asma, bronquitis crónica, neumonía.

Otras manifestaciones pueden ser: descarga de moco por detrás de la nariz, pérdida del esmalte de los dientes, erosiones dentales, sinusitis.

Algunos pacientes con ERGE pueden presentar a su vez reflujo del contenido del estómago hacia las vías aéreas (reflujo laringofaríngeo). No se conocen factores específicos que permitan saber que paciente con ERGE va a presentar reflujo hacia las vías aéreas por lo que cualquier paciente con la enfermedad puede presentar además de los síntomas del reflujo como las agruras síntomas fuera del esófago.

Usted debe acudir al médico cuando presente tos seca (sin flemas) que dure al menos 4 semanas, presencia de ruidos al respirar (silbidos durante la respiración) que pueden ser datos de asma, dificultad para respirar, ronquera que no mejora, si se despierta en la noche con sensación de asfixia, sensación persistente de algo atorado en la garganta que le dificulte comer.

Existen dos mecanismos por los cuales el reflujo del contenido del estómago puede causar síntomas laríngeos o respiratorios:

  • La aspiración del material refluido: pequeñas partículas del ácido que retorna del estómago al esófago pueden penetrar en la larínge o en los bronquios provocando inflamación y síntomas.
  • El reflejo nervioso: el contacto del contenido del estómago con el esófago estímula los nervios (nervio vago) que dan sensibilidad a la mucosa esofágica y desencadena un mecanismo reflejo que provoca tos y espasmo de los bronquios.

La presencia de reflujo que se presenta más durante la noche, el sobrepeso y la obesidad, el tabaquismo, algunos medicamentos que favorecen el reflujo como medicamentos para control de la hipertensión, ansiolíticos. Se debe tener en cuenta que estas manifestaciones tienen múltiples causas siendo la ERGE una de las posibilidades pero no la única o la más importante.

El reflujo laringofaríngeo crónico puede provocar enfermedades como:

  • Laringitis crónica (inflamación crónica de la laringe con presencia de ronquera, inflamación de las cuerdas vocales, parálisis de las cuerdas vocales, tos y en casos graves cáncer de laringe)
  • Asma (presencia de tos crónica, silbidos al respirar, asma que no se controla bien con las medicinas convencionales)
  • Tos crónica que no mejora con las medicinas habituales

El diagnóstico de este tipo de reflujo es más difícil que el diagnóstico del reflujo gastroesofágico típico. Se deben de realizar las siguientes pruebas:

  • Laringoscopia: consiste en la introducción a través de la nariz de un tubo delgado y flexible que contiene una cámara para revisar la faringe y la laringe.
    Sirve para identificar la presencia de lesiones como inflamación (enrojecimiento), nódulos (tumores benignos), úlceras o hasta cáncer.

Imagen de laringoscopia con inflamación de la laringe

  • Endoscopia del tubo digestivo superior: consiste en la introducción a través de la boca de un tubo flexible con una cámara para revisar la faringe, la laringe, el esófago, el estómago y el duodeno (primera parte del intestino delgado) para buscar lesiones de reflujo como: inflamación del esófago, úlceras o lesiones en la laringe como enrojecimiento, inflamación, úlceras.

Imagen de la inflamación de la laringe por endoscopia del tubo digestivo superior

  • Medición ambulatoria del reflujo (pHmetría): consiste en la introducción de una sonda muy delgada y flexible que entra a través de uno de los orificios de la nariz que va conectada a un monitor y se coloca en el esófago para medir si hay reflujo, el tipo e intensidad del reflujo y si el reflujo se relaciona con las manifestaciones que presenta el paciente. El estudio es ambulatorio y tiene una duración de 24 horas.
  • Radiografías de los pulmones: para descartar otras enfermedades de los pulmones que causen las manifestaciones
  • Estudios de función pulmonar: para valorar si el asma es la causa de los síntomas.
  • Medicinas que disminuyen la producción del ácido en el estómago como:
    Inhibidores de la bomba de protones como omeprazol, pantoprazol, esomeprazol, lansoprazol, dexlansoprazol. Son efectivos y seguros pero se requiere su uso al menos por 3 meses para ver una buena respuesta al tratamiento.
  • Procinéticos como la metoclopramida, domperidona, cisaprida, cinitaprida, mosaprida, itoprida, cleboprida que sirven para mejorar el funcionamiento del esófago y el vaciamiento del estómago. Pueden ser útiles en combinación con los inhibidores de la bomba de protones para tratar de mejorar la respuesta al tratamiento.
  • En pacientes en los que no hay respuesta a estos tratamientos y los estudios mencionados arriba no demuestran reflujo como causa de las manifestaciones se deben de buscar otras causas para los síntomas.

Los datos para apoyar el uso de la cirugía para controlar el reflujo en estos pacientes no son suficientes para recomendarla.

Solo se recomienda en un grupo muy seleccionado de pacientes en los que además de presentar manifestaciones respiratorias presentan agruras y regurgitación, tienen hernia hiatal y presencia de reflujo en la medición ambulatoria con pHmetría.

Dra. Nuria Pérez y López
Servicio de Gastroenterología
Hospital Juárez de México

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